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Entre los muchos errores cometidos por los gobernantes europeos, alimentados por la ausencia de una política europea coordinada, está la privatización de empresas clave para la vida y el desarrollo incluso económico de nuestros Países.

Ya lo vivimos en España con la venta de la principal compañía eléctrica a los italianos (sí, soy italiano, pero la alienación de empresas clave me parece de todos modos una barbaridad), y aún más con la venta de AGBAR (Aguas de Barcelona), una empresa que tiene el monopolio de la gestión de este recurso no sólo en Barcelona sino también en muchas provincias especialmente de la zona levantina, Aragón e incluso ultramar, en Chile, a la compañía francés Canal de Suez (GDF Suez). Todo se he quedado en Europa, por lo menos de momento.

En marzo 2020, en plena crisis Covid19, Suez anunció su intención de vender Agbar, involucrando en la operación varios agentes, entre ellos un nombre conocido: Rothschild. La OPA lanzada por la también francesa Veolia parece haber paralizado la operación, si confiamos en las declaraciones del mismo grupo que cuentan con AGBAR como activo y considerando que Criteria (CaixaBank) estaría también interesada en aumentar su peso dentro de la gestión de la empresa. La amenaza persiste, estando completamente supeditada a las decisiones del mercado financiero.

Mirando a Europa, en Portugal la red eléctrica está ahora controlada por la empresa china Three Gorges Corporation: por mucho que la llamen "corporation" es una empresa pública, como todas las empresas chinas. Y en Alemania la empresa, también china, Midea se ha hecho con el control de KUKA, fabricante leader en el sector de los brazos robotizados cuyo mercado principal son las cadenas de fabricación de coches.

Se trata de empresas públicas, poderosas como todas las empresas públicas porque no responden al mercado para su financiación y sus recursos son los que el gobierno decida asignarles. Y posicionadas en sectores estratégicos.

MadeInEurope

No me cabe la menor duda: otorgarle a una empresa extranjera, máxime si extraeuropea, el control de unos recursos que son cruciales para la vida de los ciudadanos es un error que puede traer consecuencias muy difíciles de rectificar.

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Cómo nos enseña visualmente en este mapa el Real Instituto Elcano, en cuanto a socios comerciales China ha desbancado claramente a Estados Unidos. Lo he escrito también en mi LinkedIn.

China o Europa

¿Por qué? me pregunté.

Por un lado, Estados Unidos tiene un mercado interior muy intenso que absorbe gran parte de su producción, algo que en China no ocurre. Para los norteamericanos, Europa es un mercado minoritario que no merece muchos esfuerzos. Ellos están más focalizados en temas de alianzas y geopolítica, y no se dan cuenta de que la alienación de los mercados lleva consigo en el medio-largo plazo una total dependencia a los antojos de una potencia extranjera que además ha dado prueba de ser totalitaria e irrespectuosa con los derechos humanos fundamentales.

Pero entonces ¿estamos condenados a la dependencia de China?

La mano de obra barata no es el único factor a tener en cuenta: de ser así, más hubieran podido crecer y controlar los Países africanos, quienes además disponen de recursos naturales imprescindibles para las sociedades más desarrolladas.

China no ha suscrito ningún protocolo de protección del medio ambiente, es más, es el País que más contamina y que más obliga a contaminar (me refiero a su producción industrial y también a la gestión de residuos en las minas que gestionan especialmente en Africa).

Los trabajadores chinos no tienen vacaciones el fin de semana, ni puentes, y concentran sus vacaciones con ocasión del año nuevo chino: una (1) semana. en el mundo occidental hablamos de 40 horas semanales (o 30-35), 30 días de vacaciones (pagadas)... vamos a otro ritmo. Y sin embargo podemos competir. Hemos de dejar que las máquinas trabajen para nosotros (este es un ejemplo), y en este campo podemos crecer mucho y recuperar la producción que hemos regalado a China.

MadeInEurope

Tenemos que poner el MadeInEurope en valor. Recalificar la mano de obra y ayudar a las empresas en su tarea de automatización para dejar de depender de la esclavitud oriental: no significa "cerrar fronteras" sino ser creativos, proponer alternativas de producción que sean viables y suportarlas adecuadamente desde los estamentos públicos.

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